Pintura, territorio y emoción

La pintura es una técnica de múltiples orígenes. En distintos lugares de Chile, como ciudades pequeñas y localidades rurales (espacios no academicistas) poseemos una tradición pictórica relacionada a la necesidad de plasmar la emoción y  las vivencias de las personas, ¿Quién no recuerda, haber visto un retrato antiguo de l@s abuel@s, enmarcado ovalado, quizá algo sucio y añejo, con un vidrio curvo?. Ya no sabemos, muchas veces, quién realizó aquellas pinturas: porque no eran sólo fotografías, eran retocadas con pintura. El oficio del retrato y la pintura popular y local parece extinguirse, pero no desaparece, pues puedo constatar en carne propia, cómo continúan las personas buscando realizar el retrato de un ser querido (persona o animal) y su territorio amado, para dar un lugar a la emoción que sienten y la memoria que se niega a desaparecer. En Los Vilos, me presento como la única pintora retratista de trabajos a encargo a mano, desde hace más de 20 años (sí!! los hago desde antes de salir del liceo).

Por pintura popular, acá vamos a entender una pintura relacionada a la vida de las personas y no a las élites ni a la academia. Una pintura que nace desde lo que las personas, comunes y corrientes, que desean ver plasmado en su hogar recuerdos familiares, vivencias de sus seres queridos, lugares especiales de sus territorios y cómo todo esto se relaciona profundamente a sus afectos, emociones y memorias familiares. la obra se transforma en más que un objeto y es casi un acto ritual.

Hoy los medios digitales han venido a darnos recuerdo de toda nuestra vida de forma instantánea. Sin embargo, persiste aún la necesidad de retratar a mano, el recuerdo de un ser amado en su lugar favorito. ¿Por qué? ¿Quizá porque la pintura a mano, signifique una calidad de manifactura diferente? ¿Es porque sólo habrá una copia de esa obra? ¿O es que la artista puede cumplir un rol de escucha, de una historia y darle un sentido y un espacio?. La obra sin duda, resuena en el interior de quién la encarga. Hay lágrimas que corren cuando entrego un dibujo o pintura: sale a flor de piel la historia de esa persona que falleció y que vivía en esa misma casa, de esa mascota fiel que fue la compañera por 15 años; ell@s merecen ser honrados en un ritual, donde soy las manos y el medio, y las personas que aman, son el corazón. 

Mi trabajo consiste en retratar seres amad@s (humanos y animales) en su lugar favorito de vida (junto al mar, junto al viento, en su jardín de flores…) donde quien se acerca me cuenta esa historia emotiva y sensible, y yo intento humildemente darle una imagen entre formas y colores.